Todo a su medida

3 CAP.

La línea que las letras trazan, y que tú ahora estás siguiendo, desemboca en un nuevo número de palabras que trazan otra línea que, unida a la anterior, dan la medida exacta del largo del cañón de la pistola con silenciador que Basurascar guardaba bajo su traje gris con olor a pescado podrido; una corbata color azul marino muerto sobre una camisa rosa pálido desteñido remataba el conjunto. (En realidad el uniforme oficial de las I.A.O.I.C. era color verde susto con ribetes negros, pero dado lo importante del asunto de las octavillas, agravado ahora por la desaparición del R.I.P. con el Sub a bordo y la aparición de hilillos continuos de liquido color madera de atardecer mezclado con ácido desintegrúrico, que emergían en el momento más inesperado por las alcantarillas boquiabiertas de las calles llenas de murmullos y amenazas, el Encauzavidas General Froïs había cursado órdenes para que sus agentes más destacados en la lucha contra los contra se vistiesen a la usanza de ciertos individuos extraños y revoltosos que, de una manera u otra, escapaban al controlador control de los controladores. Basurascar, al mando del grupo, lucía su desapercibido traje; que era uno de los más logrados.) 

Durante la lectura del paréntesis Basurascar había estado cortándose  las uñas. En la frase anterior el fotógrafo le entregó los negativos revelados de su retrato y fue ahora cuando, inclinándose gentilmente, recibió Roliflés como pago por su cuidadoso trabajo una patada en plena sonrisa que le dejó la nariz sangrante y aplastada. Basurascar salió a la calle dando un portazo. El rotulo de Fotografiantigua, colocado sobre la puerta, se encogió asustado en un acto reflejo que no recogerán las crónicas.

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